ARTURO RUIZ (23 de enero de 1977, Madrid)

ARTURO RUIZ

(23 de enero de 1977, Madrid)

Aunque el ministro de Gobernación, Martín Villa, había prohibido la manifestación pro amnistía y el PCE había dado la callada por respuesta ya que no quedaban militantes de su organización en las cárceles, la gente sale a la calle para luchar por lo que es justo.

Allí se encuentra Arturo Ruiz, estudiante de 18 años y afiliado a CCOO, que integra la manifestación que comienza en plaza de España. Poco después la policía carga y los manifestantes salen huyendo de los golpes. Un grupo ellos, entre los que se encuentra Arturo, llega a la plaza de Santa María (a espaldas de Callao), y allí se encuentran con unos tipos que les dan muy mala espina. Efectivamente, pertenecen a los Guerrilleros de Cristo Rey y uno con abrigo verde saca su pistola y dispara al aire; los jóvenes cambian de dirección ya que no quieren problemas, pero eso no les libra de su terrible destino. Un acompañante del tipo del abrigo verde le coge la pistola y dispara sin contemplaciones, atravesando esa bala el pulmón y corazón de Arturo, que cae muerto al instante.

Al momento entra la policía a la plaza pero, obviando al grupo de pistoleros y al asesino, carga contra los manifestantes, que salen huyendo dejando el cuerpo muerto de su amigo. Florencia Marcano también recibe un balazo en el pecho, pero afortunadamente termina con vida. Del tipo del abrigo verde se sabe hasta su nombre, Jorge Cesarsky Goldstein, fascista argentino a sueldo que trabaja para los servicios paralelos policiales y es asiduo de los actos de Fuerza Nueva. Del asesino también se sabe el nombre, Ignacio Fernández “El Posturas”, escolta de Blas Piñar. Los dos salen tranquilamente del lugar del asesinato sin que sean interrumpidos. El asesino termina sus días fuera de España en paradero desconocido y al argentino le espera una farsa de juicio, ya que le caen sólo seis años, saliendo a los 10 meses de prisión debido a la ley de amnistía.

La investigación cae en manos del mismo juez que llevó los asesinatos de Montejurra, por lo que podemos adivinar cómo fue todo, cerrando el sumario sin contemplaciones.