EMILIO MARTÍNEZ y JOSÉ
LUIS MONTAÑÉS
(13 de diciembre de 1979, Madrid)
Los años 70 se
presentaron duros para la Universidad, cuando no era por el problema de los
PNNs (Profesores No Numerarios) era por la Ley de Autonomía Universitaria
(LAU), por lo que las calles de Madrid se llenaban de jóvenes reivindicativos y
luchadores.
El 13 de diciembre se
programan en Madrid hasta cuatro manifestaciones contra dicha ley a las que
asisten decenas de miles de estudiantes y en las que, cómo no, se producen
enfrentamientos con la policía, que van disolviéndolas y los manifestantes se
van reuniendo en otros lugares. Estas acabaron en la glorieta de Embajadores,
donde se vivió uno de los espectáculos más espeluznantes de la Transición.
Allí se reunieron
estudiantes y obreros para luchar juntos por una mejor educación y se levantaron
barricadas para impedir el acceso de los cuerpos policiales, cuando de un Land
Rover bajaron policías y empezaron a vaciar los cargadores de sus subfusiles,
lo que provocó la muerte de Emilio Martínez, José Luis Montañés y varios
heridos.
En el costado de un
autobús se podían ver varios orificios de balas y cuando la manifestación se
disolvió, varios policías visiblemente borrachos se reían mientras metían los
dedos en los agujeros y chapoteaban en los charcos de sangre que habían dejado
los cadáveres de Emilio y José Luis.
Este último ingresa ya
cadáver debido a que una bala le atravesó el cuello mientras que Emilio tenía
una herida de bala en el hemitórax derecho que le consiguen extraer. Son varios
los heridos por proyectiles que llegan al hospital y muchas las presiones por
parte de la policía para recuperar la munición.
Juan José Rosón,
Gobernador Civil, como siempre, a lo suyo, no variará la versión oficial de que
el jeep fue atacado aunque multitud de pruebas digan lo contrario. Este caso
fue tan criminal que hasta la misma Televisión Española repetía incesantemente
que José Luis Montañés tenía una bolsa con 70.000 pesetas con la intención de
desprestigiarle como camello o similar, cuando en realidad (y esto nunca lo
dijeron) era que trabajaba para Viajes Marsans y era la recaudación del día.
Pero no terminó allí la
cosa, las testigos fueron amenazados en el juicio delante del juez, los
policías destrozaron el túmulo que se había hecho para los fallecidos, un
documental que se hizo con testimonios fue secuestrado por la autoridad gubernativa
y sus autores detenidos…
Finalmente, para variar,
el proceso de los tres policías fue denegado y el caso se archivó… nada nuevo
bajo el sol.
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