JOSÉ LUIS SANCHA LASA
(16 de octubre de 1980, Barakaldo)
Que un policía borracho estando de paisano asesine a un ciudadano
no nos sorprende a estas alturas de la Transición, pero no por eso debe ser
repetido un y mil veces para que no vuelva a ocurrir. Que la versión oficial no
concuerde con los que vieron el hecho y que tenga contradicciones, tampoco,
claro está.
El 16 de octubre de 1980 José Luis se encontraba en el bar Los
Arcos de Barakaldo, cuando, según la nota oficial, hubo un forcejeo y el arma
se le disparó al policía, casualmente, como no puede ser de otra forma.
Sin embargo, los testigos presenciales relatan que los hechos
sucedieron de otra manera, no hubo forcejeo ninguno y sí enfrentamientos
verbales, en los que no participó el joven muerto.
La policía relata que se encontraban en uno de los controles
rutinarios de la policía cuando al entrar en el bar los que estaban dentro se
pusieron violentos, rompieron botellas, insultaron e intentaron agredir a los
miembros de las Fuerzas de Orden Público, cuando uno, el más agresivo, intentó
cortar la cara de uno de los agentes, motivo por el cual éste desenfundó su
revólver, éste se abalanzó sobre él para intentar quitárselo y fue entonces
cuando la pistola se disparó accidentalmente.
Versiones, en definitiva, que hoy en día nos dejan perplejos ¿Quién se
abalanzaría en 2016 contra alguien que tuviera una pistola desenfundada? ¿Es
que en la Transición los jóvenes tenían un valor especial que hemos perdido en
este país? ¿O fueron mentiras sistemáticas que permitían asesinatos que
quedaban impunes?
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