TOMÁS ALBA IRAZUSTA
(28 de septiembre de 1979)
La caza siempre ha sido un “deporte” muy
practicado en este país, y sus herramientas siempre han sido muy versátiles, igual
puedes utilizar la escopeta para matar a un ciervo que para asesinar a un
miembro de ETA.
Esto es lo que debió pensar la persona que
esperó a Tomás Alba a la salida del restaurante en el que estaba cenando para
encañonarle y quitarle la vida allí mismo.
La muerte de Tomás fue siempre bastante
complicada de resolver ya que, aunque fue reivindicada en primera instancia por
los Grupos Armados Españoles (GAE), poco después lo reivindicó un
autodenominado representante de ETA militar, llamándole “enemigo del pueblo
vasco”, sin embargo ni Herri Batasuna ni ETA-militar defendieron el asesinato,
por lo que la teoría más plausible es la primera.
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