VALENTÍN
GONZÁLEZ RAMÍREZ
(26
de junio de 1979, Valencia)
Aun cuando las leyes dictan algo acerca de la
legislación sobre el trabajo, y en especial en lo concerniente a los salarios,
muchas veces es ignorada por algunos empresarios, poniendo más el ojo en su
beneficio que en pagar unos salarios dignos.
Eso mismo pedían los habitantes de Valencia cuando
el 25 de junio de 1979 marchaban por la calle pidiendo que se cumpliera el
laudo dictado por la Delegación de Trabajo de Valencia, que obligaba a los empresarios
del sector a subir los salarios de sus empleados y que llevaban sin cumplir
desde su aprobación.
No hubo ningún incidente con los piquetes
informativos, integrados por personas mayores de 60 años. Bueno, no hubo
incidentes hasta que llegó la policía para exigir que los trabajadores
abandonen la zona. Aunque la huelga es legal, el oficial al mano ordena cargar
y un grupo de trabajadores se refugia en una caseta de vestuarios. La policía
lanza una botella de gas lacrimógeno al interior que hace salir a los que
estaban para recibirlos con la porra. El padre de Valentín González ve cómo la
policía le apalea y va en su ayuda, recibiendo un pelotazo de goma en el pecho,
lanzado a menos de dos metros, a continuación otro policía se acerca y le golpea
con la porra, lo que acaba siendo mortal.
Cuando llega al Hospital Provincial una hemorragia
interna acaba con su vida, con menos de 21 años.
Un año después, un juicio a puerta cerrada se
cerrará sin dimisiones ni culpables y con una indemnización de un millón de
pesetas a su padre que seguro no borrará la imagen de su hijo en el suelo
agonizando.
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